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Mostrando las entradas de 2019

Big Lick Junction

Prólogo Hace algunos ayeres –no sabría especificar al lector cuántos, pues la naturaleza de mis manos me obliga a contar en pocos pares– cuando inicié la empresa que habría de convertirse en «Big Lick», ignoraba el revuelo, sorpresa y disgusto que causaría entre los míos, por lo que justificaré el fondo de mi acto transgresor contra nuestra lengua y buenas costumbres. Habito en uno de esos lugares de paso donde jamás pasa nada, perfecto para mi carácter evasivo y nostálgico; nostalgia alimentada por el nombre del edificio, por los salegares que hubieron y ya no existen. Se me permite vivir aquí, del mismo modo en que yo permito vivir a otros. Mi presencia es anunciada con diligencia a los nuevos residentes y parece ser propio de su temperamento el no hacer preguntas, así es y siempre había sido, salvo por aquel curioso incidente.  Así como el agua trajo la sal que cubría este territorio, así la suerte los trajo un día. Par de humanos, macho y hembra, que hablaban en

Bibliografías "La Ciencia detrás de"

Primer Ciclo “Neo-/Victorian Biographilia and James Miranda Barry. A Study in Transgender and Transgenre” Ann Heilmann (2018) https://doi.org/10.1007/978-3-319-71386-1 "A Presence in the Past: A Transgender Historiography" Genny Beemyn. Journal of Women's History, Volume 25, Number 4, Winter 2013, pp. 113-121 https://doi.org/10.1353/jowh.2013.0062 “Manifesting Manhood: Dr. Alan Hart’s Transformation and the Embodiment of Sex in Early Twentieth-Century Sexology”. Close Colin P. (2014) “Information for the female-to-male crossdresser and transexual”. L. Sullivan. 2nd Edition (1985) Aaron Devor PhD & Nicholas Matte (2007) Building a Better World for Transpeople: Reed Erickson and the Erickson Educational Foundation, International Journal of Transgenderism, 10:1, 47-68, DOI: 10.1300/J485v10n01_07 ONE INC. and Reed Erickson. The Uneasy Collaboration of Gay and Trans Activism, 1964-2003. Aaron H. Devor, Nicholas Matte. GLQ: A Journal of Gay and Lesbian Studie

Strip poker

—La única desnudez que me incomoda, es la de la hoja en blanco que jamás supe vestir. Le dijo quitándose la ropa y pretendiendo que jamás odió sus muslos, experta ya en fingir que no le importaban los defectos propios tal y como no le importaban los defectos del cuerpo que se le develaba enfrente. Era su parte favorita de la desnudez masculina: que suele no estar tan consciente de lo que carece ni de lo que tiene de más, y si lo está da un comino al respecto.      Toda prenda yacía ya en el suelo, inerte; ludópatas por excelencia, perdedores por naturaleza, no podían disimular deseaban continuar la partida. —¿Qué sigue, pues?— preguntó la mujer pensando que ya no quedaba más por derrochar. —Pues seguir jugando.— dijo él, colocando dos metros cuadrados de piel sobre la mesa.    Encantada, ella igualó la apuesta y repartió las cartas. Mano tras mano fue jugada y cada una emparejada: dos pares de cabelleras, mil doscientos setenta y ocho músculos corpóreos, cuarenta y dos ór

ACTIVIDADES LUNARES Y DE OTROS CUERPOS CELESTES

Cada cierto tiempo, una Luna abandonará la bóveda celeste, se disfrazará de mujer y arribará a la Tierra. Generaciones de estudiosos de su naturaleza, los llamados “Lunáticos”, han sido burladas por su juguetón sujeto de estudio, quien se aprovecha de la ceguera humana para esconder su secreto.      Desde la antigüedad, varios autores –poetas en su mayoría ̶   han observado a la distancia el comportamiento lunar, logrando recopilar algunos datos generales. El famoso Tratado Biográfico de Esencias Celestes, publicado en el Siglo XVI por un autor anónimo [1] , propone: «No todas estas Lunas obedecen ciclos de veintiocho días, pues su comportamiento se rige por la duración de su movimiento dentro de las órbitas originales propias» (p. 245). Así, la cantidad de rostros que mostrarán durante su estancia en la Tierra   ̶ un velo sombrío, una promesa, un brillo sempiterno, etcétera ̶   será particular para cada visitante.             Se han identificado algunas constantes: las Luna

DOÑA CASANDRA

“Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado…” Daniel 3 Le decíamos viuda a la Viuda Rodríguez por cortesía, pues perdió al marido en un conquián, cuando tres policías se lo llevaron tras apuñalar tres veces a sus tres amigos, quienes le arruinaron el juego cuando se dieron cuenta de que le entraba un as de bastos.      Por su reacción, cualquiera diría que el señor Rodríguez había perdido mucho más de lo apostado, pero los más allegados a su persona sabían que bien era capaz de asesinato, entre otras gracias producto de su no muy fina personalidad, así que considerado persona non grata en la colonia, era más fácil aceptar que el señor ya no estaba entre nosotros.      A Doña Casandra Rodríguez tampoco pareció importarle tanto qué deparó el azar a su desap

MÉTODO PARA PROBAR LA BONDAD DE LOS RELOJES DE BOLSA

"Watch" by James Vautrollier is licensed under CC CC0 1.0 «¡Ten cuidado porque muerde!», me advirtió la dependienta de la pequeña tienda de antigüedades donde lo encontré. Con cautela, retiré la mano, mientras el animalito me miraba desconfiado desde su oscuro escondite. Me sorprendió encontrar a un pura sangre tan viejo, pues los daba por extintos o me imaginaba que solo existían en importantes colecciones privadas, a diferencia de los criollos de dudosa procedencia, vendidos en los puestos de novedades. Con cuidado tomé al espécimen entre las manos, cabía con comodidad en mi palma derecha; casi no sentía su peso, pero poniendo mucha atención podía sentir la vibración de su cuerpo perfectamente funcional. Admiré la belleza de su piel de oro blanco y acaricié con mucho cuidado su rostro de cristal. Movió las manecillas en señal de agrado. «Parece que le gustas», me dijo la mujer, interesada en mi interés en la criatura. Se podía leer en su mirada la urgencia de

La Ciencia También Rockea: Binaural de Pearl Jam

Hace unas semanas vivimos un hito en la historia de la ciencia cuando la humanidad fue capaz de captar por vez primera la imagen de un hoyo negro. La feliz noticia fue presentada al público, especializado y no, a las 8 de la mañana hora de México  y segundos después  ya había dado la vuelta al mundo, incorporándose para siempre al imaginario colectivo. Hoy en día es más sencillo que nunca acceder a las imágenes que nuestra especie capta del espacio y los objetos astronómicos que lo habitan. Una rápida búsqueda en Internet nos permite acceder a miles de archivos de fotografías captadas por diferentes centros de investigación, al alcance de –teóricamente– todos; sin embargo algunas logran cruzar la barrera del trabajo científico para volverse parte de la cultura popular, cobrar un especial significado en el día a día de las personas y muchas veces le debemos dicho servicio al arte y a la música. Un famoso caso es la portada del álbum Unknown Plasures de Joy Division  que desple

Dolores Correa y la Mujer científica

Leer, escribir y aprender como acto de rebeldía, pues “el conocimiento siempre es transgresor”; un par de hechos que nos duele reconocer y por tanto, no hacemos, es que seguimos “ignorando” el trabajo de las mujeres en las letras y en las ciencias y digo ignorando en más de una acepción: no se hace mucho, por una parte, en difundir la obra de las mismas y al contrario, los planes de estudio las siguen invisibilizando , y por otra, simplemente no nos damos a la tarea de investigar a causa, muchas veces de que no sabemos cómo buscar lo que no sabemos que existe. Ser una mujer en las ciencias ha implicado a lo largo de los siglos -con más frecuencia de la que querríamos aceptar- ser doblemente invisible a los ojos del público no especializado, no solo por la falta de alfabetización científica sino porque a menudo el crédito por su trabajo no les es otorgado. Si sumamos a esto ser mexicana, añadimos una tercera, las ya de por sí pocas mujeres a las que damos lectura, suelen ser

La mujer Científica. Canto segundo.

Regresar a "La mujer científica" D ejando siempre su paso marcado con doble estela, cual monstruo alado que vuela rosando [ sic ] apenas el mar; va un vapor entre las olas arcos de espuma dejando, y arcos de humo vagando deja en el aire al pasar. Allá donde el mar se junta con el límite del cielo, va de las nieblas el velo rasgando suave fulgor. Y saliendo de las olas un gran globo de topacio arden el mar y el espacio con vívido resplandor. Cuando el buque a toda prisa de nuestra patria se aleja, y hacia el hogar que se deja el pensamiento se va, ni tiene el mar atractivo ni hay en los cielos encanto, porque la sombra del llanto en nuestros ojos está. Por eso aunque iba a lo lejos disipándose la bruma, y en cada riza de espuma chispeaba un rayo de sol, y de las límpidas olas en los movibles espejos ponía el cielo reflejos de topacio y arrebol, sin ver del mundo visible aquellos cuadros risueños en el mundo