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La canción de amor de los ratones


Fue en 1925 cuando un humano, J. L. Clark, descubrió a un ratón en una casa en Detroit con una característica muy especial: podía cantar. Hasta 2004, la bióloga Matina Kalcounis-Rueppell decidió estudiar más a fondo los sonidos  que emiten los ratones para atraer a su pareja, con ayuda de grabadoras capaces de captar emisiones ultrasónicas conectadas a micrófonos que colocó cerca de donde vivían los ratones, capturó los sonidos emitidos por los roedores, teniendo que separar la grabación en 1,872 diferentes archivos a ser analizados.




Tras mucha investigación, los científicos lograron identificar que dependiendo del contexto, los ratones cantan. Las vocalizaciones ultrasónicas de los ratones, son tonos demasiado agudos para ser escuchados por el oído humano (así que el ratón de Clark debía ser alguna versión roedor de Barry White como para poder ser escuchado por los humanos), pero irresistibles para las ratonas. Cuando una hembra no está a la vista, pero el ratón detecta su olor,  cantará a su pretendida una canción fuerte y compleja. Si la dama ratona en cuestión está presente, la canción del macho será más larga, simple y de menor volumen.


Hasta hace poco se pensaba que sólo los ratones macho entonaban canciones como parte de su ritual de apareamiento, pero recientemente, el neurocientífico Joshua Neunuebel, encontró  que las hembras contestan a los machos entonando su propia melodía. Si la hembra está interesada, responderá al canto del macho y sus movimientos eran más lentos para permitir al macho alcanzarla. De no estar interesada, no habrá respuesta vocal (no es no, queridos ratones y humanos).


Es difícil para los humanos distinguir si un ratón está cantando o gritando, así que no sólo es necesario colocar a los ratones en una cámara especial donde el sonido no rebote y permita grabarlo, sino crear una serie de cálculos y un software (Mouse Ultrasonic Source Estimation) que permitan detectarlo. 


Estudiar la forma en que los ratones “seducen” no sólo nos ayuda a entender mejor a éstos animales, sino analizar el proceso de comunicación en sus cerebros, y entender así mejor enfermedades como el autismo, y los circuitos neuronales de la comunicación en los humanos. 




Referencia: Joshua P Neunuebel, Adam L Taylor, Ben J Arthur, SE Roian Egnor. Female mice ultrasonically interact with males during courtship displayseLife, 2015; 4 DOI: 10.7554/eLife.06203


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