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Divulgando ando, a la ciencia con amor



Toda mi vida profesional la he dedicado a responder los qués, cómos, por qués y para qués. Hago lo que hago porque leer los descubrimientos que nuestra especie ha hecho sobre la naturaleza, me llena el pecho de un sentimiento que sólo puedo describir como felicidad. Hago lo que hago porque la primera vez que experimenté la plenitud, fue gracias a satisfacer la curiosidad científica de los niños a través de los talleres. Hago lo que hago porque amo ver la expresión en el rostro de un adulto cuando finalmente entendió un concepto científico o matemático que pensó jamás llegaría a entender. Y hago lo que hago con humildad, porque sirvo a la ciencia desde mi trinchera, compartiendo conocimiento porque deseo que las personas sientan la alegría que yo siento cuando aprendo algo nuevo.

A lo largo de más de una década dedicada a compartir conocimiento, he aprendido algunos “truquillos” para explicar mejor conceptos científicos. El público en general digiere mejor explicaciones cortas, quieren conocer la utilidad de la ciencia en su vida diaria, no les sirve de mucho que los bombardeemos con un concepto tras otro.  En la repartición de “talentos raros”, me tocó la capacidad de entender el lenguaje en el mundo de la ciencia, y poder “traducirlo” a un lenguaje más sencillo.

¿Es obligación del científico hacer su propia labor de divulgación? Yo creo que no. Habrá algunos científicos que tengan las ganas y el tiempo de hacerlo, algunos otros no; y es completamente válido. Un científico que haga labor de divulgación no es mal científico y uno que no quiera hacerlo tampoco, ya tienen bastante chamba descifrando a la naturaleza.



Para algunos, el término “divulgador” es incluso peyorativo, pero déjenme les comparto que esta labor no es “enchílame otra”; dar talleres a niños es agotador, necesitas algo de “show woman” para mantener al público interesado en una conferencia, necesitas habilidad –y tiempo- para llevar el community management de un proyecto de comunicación de la ciencia en redes sociales, ¿de verdad esperamos que nuestros científicos tengan el tiempo de hacer todo esto?

Esta chamba requiere de empatía: respeto al trabajo del científico para no “abaratarlo”, y capacidad para entender que para un público no especializado, la ciencia puede parecer intimidante. El miedo a “hacer una pregunta tonta”, a no entender, es real; para muchas personas la ciencia y el científico son míticas y sobrehumanas, ¿cuántos talentos no habrán perdido las áreas STEM en nuestro país por perpetuar el estigma de que entender ciencia es muy difícil y que el científico es un ser loco y despeinado?

Está el asunto del valor agregado: ¿qué puedo ofrecer yo, Adriana, a la comunicación de la ciencia? Siendo honesta, sigo buscando la respuesta.

Por supuesto que sueño despierta con grandes ambiciones: producir series con contenido científico, publicar libros, lanzar mi propia línea de muñecas "Chicas Ciencia"; y trabajo arduamente para lograr todo eso algún día, pero mi gran ilusión es contribuir con algo a la divulgación que sólo yo fui capaz de crear. ¡Cómo me gustaría que un día alguien me dijera: me dedico a la ciencia gracias a ti!

Chica Ciencia ha sido un proyecto muy afortunado, que hasta el momento ha tenido un aura de positividad, de cariño y ha atraído principalmente a chicas entre 13 y 24 años, pues ellas son el 85% de mi audiencia. También está La Ciencia También Rockea, idea que se fue gestando desde años atrás, y es muy representativa de quién soy como persona: sé un poquito de ciencia y sé un poquito de rock. Hasta ahora, ser yo misma me ha dado mejores resultados, pero me empapo de otras disciplinas, como el arte, para ofrecerles algo mejor y más bonito.

Dedicar mi vida a la divulgación de la ciencia es un acto de amor y de convicción: de verdad creo en la importancia de una educación integral, creo que el conocimiento científico empodera a las personas, y creo en la importancia de hacerlo en mi país; creo tanto en todas esas cosas, que le doy a mi trabajo toda la seriedad del mundo; como te dicen en todos y cada uno de los cursos de liderazgo y emprendimiento: tienes que creértela.

Como a todos nos pasa, experimento momentos de vacilación, y quisiera tirar la toalla. “¿Por qué no consigues un trabajo de verdad?”, “En México no nos interesa esto, ¿por qué no lo intentas en otro país?”, “¿Y esto para qué me sirve?”, “¡Pinches matemáticas!”. Todas esas preguntas y expresiones las he escuchado tantas veces que ya perdí la cuenta; cuando la duda me invade, y me pregunto si tendrán razón, me acuerdo de lo necia y afortunada que soy; el peor intento es el que no se hace.


Comentarios

  1. Muchas felicidades por tu proyecto!! Es tan necesario e importante.!!! La combinación de las ciencias y las artes amplían panoramas del pensamiento y enaltece la humanidad. Sigue adelante..!! necesitamos más mujeres como tú.. !

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  2. Mi admiración para ti, te leo y parecieran estos pensamientos parte de los míos, yo también rockeo y me encanta esa mezcla de ciencia y rock me recuerda mi etapa en la carrera con mis amigos rockeros, incluso unas canciones que empecé y nunca terminé, obviamente relacionado con la ciencia, las buscaré en el baúl de los recuerdos y espero poder finalizarlas. Te admiro mucho, espero un día lograr al menos un poco de lo que tú ya lograste. Felicidades!

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